Tócame, despiértame, enséñame

Aclaración: Se recomienda leer con música de fondo para aumentar la sensación de cercanía.

https://www.youtube.com/watch?v=xzc6DPUal78

Maori Heartbeat – Manawataki Maori

Quiero saber si estás dispuesto

a vivir, día tras día,

con la consecuencia del amor.

Gilligan – Enero 2020 – Buenos Aires. Era uno de los eventos anotados en las cosas que pedía al cielo pero que creía imposible de suceder.

En un abrir y cerrar de ojos lo que creía imposible empezó a armarme los bolsos para viajar.

Como si la vida misma conspirara cuando algo es para vos. Se acercan personas queriendo ayudar, aparecen los medios. Primero con la intención delante, aún con pronóstico desfavorable. Pero creyendo en algo más, en mi caso Dios, para otras personas cualquier fuente inagotable capaz de crear algo más grande que nosotros.

Cuando lo vi, la sensación de estar frente a mi superhéroe favorito, como si verlo enorme hacía que yo me viera capaz de lograr aquello que me propusiera.

Sentí todos los permisos darme luz verde, para comenzar a sentir, para hablar, para pertenecer, para soltar, para anclar, para verme de igual a igual, permiso para dejar aparecer lo que sea que surgiera.

Provoca una especie de enamoramiento tenerlo cerca, sus pausas, su simpleza, todo su ser transmite lo simple, haciendo espacio a que emerja hasta esa parte tuya que dejaste guardada durante muchos años.

“No sé aquí cómo hacer que suceda”. Repetía una y mil veces. Y mi cabeza no tenía respuestas, pero mi cuerpo hablaba, mi cuerpo necesitaba responder, sintiendo. Lo que nunca había hecho hasta ese momento. Sentir, dejar aparecer. Sentía que mi corazón no cabía en mi pecho, todo lo que sentía no sabía dónde meterlo, como hacerlo parte, como integrarlo.

La importancia de la práctica, la constancia y la verdad. Dejar de esconder, de mostrar sólo mi ternura, darle lugar a la fiereza con la que amo, con la que enseño, desde la que quiero hablar cuando tengo algo que defender, cuando creo que mis valores están siendo vulnerados.

Cuando nos crían pidiendo permisos para nacer, para respirar, venimos al mundo con la idea de no molestar, de pasar desapercibidos, de dejar ser, de mirar y escuchar, pero siempre al otro, como para no estorbarlo, haciendo que cualquier pequeño lugar esté bien para nosotros. Y no hablo sólo de mi, hablo de todos los que no nos permitimos hablar para no decir algo que al otro le moleste, lo hiera, hablo de los que no nos permitimos amar por miedo a no ser correspondidos, hablo de los intensos que sentimos hasta con la piel, a los que nos callaron durante mucho tiempo, a los que estábamos mejor en la oscura y silenciosa esquina de la casa porque no generábamos ruido en el entorno, no incitábamos al cambio, a romper los esquemas, a soltar los mandatos. Nosotros los que estamos sedientos de algo o alguien que nos despierte, que nos mueva, que nos incomode tanto tanto que no nos quede razón para seguir en el mismo lugar. Esta sed de algo más que nace desde adentro como si fuese el alma la que nos pide movimiento, expansión.

Esta sensación de haber estado dormida 28 años, eso fue lo que me rompió en mil pedazos, una parte que dijo basta dentro mio, hasta aquí llegamos fragmentadas, empecémonos a armar de nuevo, como salga, pero esta vez DESPIERTA.

Stephen dijo: “Vayan en busca de uno de los 20 abrazos que necesitan por día”. Abracé a una persona y cuando di la vuelta, ahí estaba él, con su cabellera blanca, con sus grandes brazos extendidos esperando abrazarme, como si nada doliera, como si fuese todo mi linaje masculino abrazando mis cambios, mis procesos, dando permiso, permiso para sentir, para mi intensidad, para mi llanto, para lo que sea que estaba empezando a nacer.

Quién sabe lo que puede sanarnos un abrazo bien dado, desde el amor, desde la calma, desde el amor verdadero, el simple, el que no pregunta, el que no cuestiona, sólo un abrazo, uno o mil, los que sean pero sentidos, esos brazos que permiten que suceda el milagro, ese espacio en el que sentimos libertad espiritual, en el que no hay que hacer cálculos y ver cómo se desarrolla esa parte de nosotros que tiene miedo de salir.

Es una persona, son varias, es esa esencia tan genuina que nos permite tomar todas las partes y unirlas, sintiendo la tranquilidad de estar sostenidos por una energía mayor, dentro de un orden divino.

Éxtasis, ese estado de placer, admiración y alegría tan intensos que no nos deja pensar en nada más.

Sólo sintiendo, dejándonos observar alrededor con otra mirada, brillando más que antes, confiando en lo genuino, lo que no se planea, lo que dejamos fluir, la consecuencia del amor…

Si sintieras mi abrazo y pudieras dejar aparecer ahora, mientras lees, esa parte interna tuya, la que nunca dejaste salir, la que siempre rechazaste o guardaste por miedo a no poder dominarla, sostenerla, a no poder integrarla o quizás porque nunca supiste que podías ser eso… ¿cuál sería esa parte? Dejala aparecer…

Me gustaría decirle a esa parte interna tuya, bienvenida.

Comienza a registrar ¿qué sucede? ¿cómo se siente?

Quiero decirle que lo que sea que estés trayendo, tengo la certeza de que es muy importante, lo que sea. Estoy segura. Bienvenida.

Si, es una buena parte tuya. Respira a través de ella.

Ahora me pregunto si esa parte podría enseñarnos ¿cuál sería la mejor manera de manifestarse a partir de ahora? Respira y repite estas palabras sintiéndolas…

Yo quiero encontrar un modo.

Yo no sé porque aquí, desde mi cabeza.

Pero sé que hay algo aquí, desde mi corazón.

Tengo la pregunta, la dejo caer en mi mente creativa, la recibo. Soplo y listo, ya comenzó a nacer aquí una pequeña semilla.

Hay una parte mía que quiere que todo suceda.

Y otra parte mía de insoportable vulnerabilidad.

Nosotros podemos estar ahí, en el medio de ninguna parte.

Tu inconsciente sabe dónde es ninguna parte.

Donde dejar y soltar nuestros mapas fijos.

Regresemos al océano que se lleva todo y veamos qué es lo que puede traer de regreso.

Respira sintiendo como algo trata de despertar, de volver al amor.

Deja que ocurra. Algo fluye a través tuyo.

Es la conexión antes que nuestras palabras.

Bienvenida consciencia, te estábamos esperando.

Aceptando todo lo que aparezca.

Esto está sucediendo ahora.

Y mientras te lo estoy diciendo todo comienza su proceso.

La manera en la que hablo es mi canción, en el idioma que hablo y también en el que no entiendo.

Esto es lo que quiero, buscar en mi interior la manifestación de la fuerza del amor.

Tócame, muéveme.

No importa lo que allí surja, lo sostenemos juntos.

Construyamos un sitio donde se crucen las coordenadas de tiempo y espacio.

Aquí donde el futuro se convierta en el presente, y el presente se convierta en el pasado.

Soltando para tomar algo más, algo nuevo, algo sano. Hay mucho más que todavía no hemos colapsado. Juguemos con el mazo completo de cartas.

Reposar, respirar, sentir, con relajada curiosidad, integrando, ahora.

La mano en mi espalda, en medio de mis omoplatos, que da calorcito, que empuja, como si fuese todo mi linaje habilitándome a dar ese gran paso, hacia adelante, por mi y para mi.

Eso fue Gilligan. Eso es, es lo que hace.

Abrázame Steve, encuentra la manera.

 

He escuchado que,

en la fiereza de nuestro abrazo,

hasta los dioses hablan de Dios.

 

Sofía Marcomini

-Trainer en PNL-

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