
ELABORAR EL TRAUMA CON PNL
Jan 30, 2025Desde el enfoque de la PNL, comprendemos que nuestras experiencias se archivan simultáneamente en tres tipos diferentes de mapas: lingüístico, sensorial y somático.
¿Qué significa esto? Significa que, en cada momento de nuestra vida, parte de lo que ocurre a nuestro alrededor se registra y "mapea" de la siguiente manera:
- Mapa lingüístico: Es el relato que construimos sobre lo que nos sucede, estructurado a través del lenguaje y las palabras que usamos para describir la experiencia.
- Mapa sensorial: Está compuesto por las imágenes, sonidos y sensaciones captadas por nuestros sentidos orientados al mundo externo, como la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato.
- Mapa somático: Incluye la información almacenada en nuestro cuerpo, resultado de lo percibido por los sentidos que se orientan hacia nuestro interior. Esto incluye aspectos como la respiración, la tensión muscular, las posturas del cuerpo y otras sensaciones internas.
Este proceso ocurre de forma natural y fluida en un sistema nervioso que opera dentro de los niveles tolerables de estrés emocional. Sin embargo, ¿qué sucede cuando vivimos experiencias con una alta carga emocional o repetitivas, que son las concebidas como traumáticas?
En situaciones traumáticas, el impacto en nuestros sistemas de mapeo es significativo, y uno de los más afectados es el mapa lingüístico. Estas experiencias, al superar los niveles tolerables de estrés emocional, interfieren con nuestra capacidad para elaborar un relato coherente y accesible sobre lo sucedido. En otras palabras, el lenguaje, que normalmente nos permite organizar y dar sentido a nuestras vivencias, queda fragmentado o incluso inaccesible.
El trauma produce un desajuste en el sistema nervioso, que prioriza la supervivencia inmediata en lugar de la integración de la experiencia. Esto significa que, en lugar de procesar lo ocurrido a través del lenguaje, la memoria del evento se archiva de forma predominante en los mapas sensorial y sobre todo somático.
Como resultado, las personas que han vivido traumas suelen encontrar difícil o imposible hablar sobre lo sucedido. Las palabras simplemente "no están ahí". Sin embargo, los efectos de la experiencia traumática persisten, manifestándose a través de sensaciones físicas intensas, imágenes vívidas o sonidos internos que emergen en forma de disparadores o reacciones automáticas, muchas veces sin que sepamos que las gatilla.
Esta desconexión del mapa lingüístico explica por qué el trauma puede sentirse como una experiencia "sin palabras", y por qué es tan importante trabajar desde los mapas somáticos para desbloquear y resignificar lo ocurrido.
Almacenamiento del Trauma
La PNL explica que las experiencias traumáticas se graban en nuestros entramados neuronales de forma profunda, pero con un acceso limitado a la consciencia. Esto sucede porque, durante un evento traumático, ocurre una sobre estimulación de ciertos centros cerebrales, como la amígdala, que hace que no funcione del todo bien. Estas operaciones generan "detenciones” y “cristalizaciones” que a menudo se manifiestan como reacciones automáticas o estados emocionales intensos cuando un estímulo evoca la escena, sin que seamos conscientes de ello.
A medida que aumenta la intensidad del trauma o la repetición del mismo, se reduce el acceso cognitivo a estas representaciones. En términos prácticos, esto significa que mientras más traumática sea la experiencia, menos probable será que la persona pueda verbalizarla o procesarla de manera consciente. En su lugar, la información queda encapsulada en los sistemas sensoriales, emergiendo a través de sensaciones corporales, imágenes vívidas o sonidos internos. Es en estos casos donde la PNL ofrece herramientas para "acceder" y elaborar las vivencias, sin necesidad de partir inicialmente desde las palabras.
La PNL plantea que trabajar directamente con las submodalidades sensoriales y somátias (por ejemplo, el brillo, el color o la intensidad de una imagen, el volumen de un sonido, o la localización en una parte del cuerpo) permite un acceso más directo y eficaz a las memorias traumáticas. Estas intervenciones, al modificar dichas cualidades de las representaciones mapeadas, pueden transformar la carga emocional asociada y desbloquear el acceso a niveles más profundos de consciencia.
Técnicas de la PNL para Trabajar el Trauma: El Cuerpo como Puerta de Acceso
Desde la PNL, el cuerpo se considera un recurso esencial para acceder a las memorias traumáticas, especialmente aquellas que están profundamente alojadas en nuestros entramados neuronales y fuera del alcance de la consciencia. La idea central es que el cuerpo actúa como un archivo viviente de nuestras experiencias, codificando emociones y memorias en sensaciones físicas específicas. Trabajar a través del cuerpo permite entrar en contacto con estas representaciones cuando las palabras o el pensamiento consciente no son suficientes.
Lo que se conoce como estado trance, entendido en la PNL como un estado de consciencia diferente al de vigilia, facilita el acceso a estas memorias almacenadas en niveles más profundos de nuestra experiencia. En este estado, la mente consciente se relaja y cede espacio para que las representaciones sensoriales y corporales emerjan con mayor facilidad. Esto permite que el cliente explore estas memorias de forma segura, sin ser abrumado por la carga emocional que puede acompañarlas. Los pasos para realizar esto pueden ser muy variados, pero te comparto una idea global de cómo se llevaría a cabo una exploración del trauma desde esta mirada.